Hablando
ayer con un amigo se me vino a la cabeza muchos recuerdos de pesca compartidos.
Así que voy a escribir sobre una jornada de pesca de hace tiempo.
Era un día
de invierno. Llevábamos mucho tiempo sin
pescar, se hace muy larga esta estación para los pescadores, tenía muchas ganas
así que llame a mi amigo Ilde, o el me llamo a mí, no me acuerdo, el tenia las
mismas ganas de pescar que yo. Pedimos unos permisos para pescar en el Intensivo del Rio Borosa,
que sitio más bonito, y así quitarnos el mono hasta que llegara la primavera.
Llego el día,
y tras madrugar, y dos horas y media de camino nos plantemos en la Sierra de
Cazorla.
Hacía mucho
frio, la gente de La Carolina no sabemos lo que es pasar frio…
Nos ponemos
los vadeadores, montamos las cañas y a pescar.
Nos
acercamos al rio y el agua estaba congelada literalmente, rompíamos el hielo
con cada paso que dábamos dentro del agua. Pero había truchas en el intensivo...
Vemos un
grupo de truchas, empezamos a lanzar dos o tres veces, a la tercera la línea no
salía??? . Se habían congelado las anillas, recojo y el carrete que no iba se atrancaba. También
se había congelado. Es más cogimos una trucha y al sacar la sacadera se quedo
congelada… no había visto otra cosa igual.
Luego fue
avanzando el día, salió el sol, y todo volvió a la normalidad. La línea se
deslizaba por la caña, el carrete recogía con el ruido de su carraca. Incluso
hicimos el cupo los dos, creo recordar,
o eso quiero pensar, los pescadores somos un poco mentirosos.
Una jornada
de pesca que siempre estará en mi recuerdo , por lo peculiar de la situación en
la que tuvimos que pescar y mi amigo Ilde así la recuerda.
Espero que
os haya gustado.
Dedicado al
amigo Ilde, el primero al que “enseñe” a pescar a mosca, y compañero de pesca.